¡DEMASIADAS TARTAS PARA UNA BODA!
Un
día se celebró una boda en los salones del restaurante El Capricho. Se casaban
Ángel y María. Cuando los invitados casi estaban terminando la comida, llegó el
repartidor de tartas. Traía la tarta de los novios y también una tarta para
cada mesa de invitados. El padre de la novia se enfadó mucho y le comentó al
repartidor que sólo había pedido una tarta de cuatro pisos. Con la discusión se
le cayó al suelo una tarta de las pequeñas.
Los
amigos del novio pensaron que era una broma nueva para animar la boda y
empezaron a tirar tartas para todos los sitios: las lanzaban hacia el techo y
se las tiraban unos a otros. A veces una tarta iba a parar a la cara o al
vestido de algunos invitados. Otras veces, caían en las lámparas o contra las
puertas. Las amigas de la novia quisieron superar a los chicos y tiraron
directamente unas cuantas hacia la mesa principal y otras hacia ola barra donde
estaban los camareros.
Unos
niños se asustaron y se escondieron debajo de las mesas, pero otros más
traviesos se salieron al jardín tirando tartas sobre los toldos y la pérgola
del DJ que manejaba el equipo de música. Los familiares más serios, las dejaban
en el suelo con disimulo. Una abuela con muletas las iba poniendo encima de las
sillas. Dos primos de la novia las camuflaban en el césped del jardín y tres
primas del novio disparaban como locas des la terraza de arriba.
Los
que tuvieron más suerte se mancharon el traje, pero caso todos se escurrían en
el suelo, rodaban por las escaleras o iban a parar dentro de las fuentes. Al
fina, aunque aparecieron demasiadas tartas en la boda, los invitados ya no se
acordaron de tomar el postre. ¡Se lo estaban pasando bomba!
Pablo Fernández Curiel, 1º B
Pablo Fernández Curiel de 1º C
No hay comentarios:
Publicar un comentario